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¿Por qué la musica nos puede hacer tomar malas decisiones?

Actualizado: 18 ago 2022

Todos hemos experimentado los efectos de la música y por eso elegimos diferentes géneros de acuerdo a la situación. La música nos produce cambios en el estado de ánimo y esto tiene un impacto mayor del que creemos.


En 2012, el profesor de educación sexual P. Cougar Hall, de la Brigham Young University, lideró un estudio que analizó el contenido en las letras de las 100 canciones más populares del ranking de Billboard desde 1969 hasta 2009 y descubrieron que a partir de los 90’s escalaron las temáticas sexuales, de violencia, drogas y alcohol. La pregunta obligada es: ¿Qué tanto nos afecta esto a los oyentes?


El profesor Hall concluye que los adolescentes tienden a confundir las letras de las canciones con “normas sociales”, ya que la constante exposición a este tipo de mensajes, se convierte en una poderosa perspectiva para percibir la realidad.


Para entender esta tendencia en las letras, hay que tomar en cuenta varios factores:

  1. Por un lado, como todo producto artístico, la música es el reflejo de una época, así que las letras de las canciones hablan de la percepción del mundo en ese momento.

  2. La popularidad de la cultura callejera mostró realidades que habían permanecido al márgen de la conversación, tanto en E.U como en Latinoamérica, donde vivir al márgen de la ley es la constante.

  3. La ley de aviso parental de 1985, que permitió hablar de prácticamente cualquier tema sin censura, siempre y cuando el material tuviera una leyenda de advertencia de contenido explícito, abrió las posibilidades para tocar temas “tabú”.


Sexualización

En un estudio liderado por Steven C. Martino, científico del comportamiento, se monitoreó durante 3 años a un grupo de adolescentes que escuchaban “letras degradantes” y descubrió una correlación entre esa música y su comportamiento sexual.

Por “letras degradantes” se referían a:

  1. Aquellas que presentaban a las mujeres como objetos y a los hombres como sexualmente voraces e insaciables.

  2. Aquellas que hablaban de sexo casual sin mostrar sus consecuencias.


Role models

De los adolescentes entre 12 y 14 años con mayor exposición a estos mensajes, el 51% inició su vida sexual en las primeras etapas del estudio, vs el 29% que tuvo menos exposición. “Es una época en la que los niños buscan modelos en los medios, en sus amigos y en sus padres...necesitamos prestar atención a los mensajes que les llegan antes de que se establezcan como un patrón de comportamiento”, dijo Martino.



Agresión

En un estudio de 2006, conducido por Peter Fischer y Tobias Greitemeyer, encontraron que las letras misóginas pueden afectar el comportamiento de los hombres, al propiciar un cierto sentido de “derecho” a tener relaciones sexuales con muchas mujeres, sin preocuparse por sus sentimientos o valores. En el mismo experimento, también se reportó un incremento en comportamientos violentos cuando hombres o mujeres escuchaban música que incitaba el odio al sexo opuesto.


Por otro lado, el autor Jack R. Christianson, también investigó los efectos de la música en estudiantes de secundaria y prepa y comentó:

“No porque escuches letras “malas” vas a salir y hacer lo que sugiere la canción, pero los pensamientos dominantes dictan tus comportamientos...y las letras musicales permean en nuestros pensamientos”.

Esto sumado al efecto neurológico que la música tiene, activando los centros de placer en respuesta a ciertos acordes y ritmos de la misma forma que lo hacen las drogas, la comida, el sexo o el alcohol.


Autoestima

Otro problema que surge con los contenidos degradantes es la baja autoestima, que puede llevar a la ansiedad, depresión y desordenes alimenticios.

En 2007, un comunicado de la American Psychological Association advirtió que la influencia mediática, incluida la música, puede influir en el funcionamiento cognitivo, salud física, mental y desarrollo sexual.

Si el mensaje que las niñas están recibiendo de esas letras es que las mujeres son valoradas principalmente por su atractivo sexual, ellas sienten que deben estar a la altura y puede ser muy dañino para su auto estima.




¿Qué podemos hacer?

Para exponer esta brecha entre la “realidad” que presenta el espectáculo y el “deber ser” en la vida real, el profesor Hall recomienda a los padres estar muy presentes y educar a los adolescentes para entender que son objetos de manipulación constante por la industria musical.

En Buscaminas no somos partidarias de fomentar la censura o prohibir la música en casa, sino de incitar al pensamiento crítico y al discernimiento personal.

De abrir la conversación alrededor de las nuevas normas sociales y comportamientos promovidos por una industria a la que le importa muy poco nuestro bienestar y por el contrario, apela a nuestros deseos de conexión, intimidad, libertad y pertenencia con modelos tan atractivos como disfuncionales.

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