Para no caer en manos de un charlatán
Actualizado: 26 sept 2023
Aquí les compartimos algunas herramientas que nos pueden ayudar a entender el fenómeno del gurú, para poder detectar focos rojos en lo que vemos allá afuera.
La profesión de vender mentiras o engaños ha existido siempre: La clásica figura del charlatán es el señor que iba de plaza en plaza, vendiendo ungüentos o remedios cura todo por los pueblos de Europa, anunciando su origen exótico: Un remedio traído de una travesía por África o Asia ¿Su marketing? El teatro y la música: congregaban multitudes a través de un espectáculo.
Estas dos estrategias: atribuir poderes a lo exótico + la persuasión a través de lo teatral, son técnicas que siguen más vigentes que nunca, solo en diferente formato. Las plataformas digitales son la nueva plaza y el espectáculo de teatro, ahora lo vemos en estos gurús con personalidades fabricadas, vestuarios flamboyantes y lenguaje extravagante.
¿Quién se acuerda del cuento “El traje nuevo del rey”? El clásico relato de un charlatán que engaña al mismísimo rey, vendiéndole algo completamente intangible para todo el pueblo, pero muy real en su mente…¿No pasa lo mismo hoy en día con un montón de pseudo ciencias?
¿Cómo es que siglos después seguimos cayendo en esta dinámica? porque cuando se descubre el engaño del charlatán, con toda la indignación lo acusamos públicamente y lo echamos del pueblo...pero inmediatamente después estamos listos para darle la bienvenida al que sigue.
Hoy, los nuevos vendedores de mentiras se presentaran como conocedores de sabiduría dónde todo es posible, sólo basta que te lo propongas.
Estas personas suelen tomar prácticas ancestrales y las mezclan con conceptos de ciencia, pero “deslavadas” de toda disciplina, rigor, ascética o estudio sobre el que se desarrolla en un inicio dejando solamente sus propiedades “mágicas”
El acceso a ese poder infinito (inaccessible para el humano promedio) lo vuelven asequible, siempre y cuando tengas el dinero suficiente para pagar por sus técnicas o productos.
En años recientes han ido cayendo ídolos, desenmascarando una capacidad de manipulación de masas, por lo que nos parece importante abrir la conversación alrededor del tema. Estas personalidades se presentan con un conocimiento y experiencia mayores al de sus seguidores, posicionándose como una especie de autoridad moral, y esa relación jerárquica a veces genera dinámicas de sumisión y obediencia que puede terminar en diferentes tipos de abuso.
Invitamos a Claudia Hernández, psicoterapeuta, para analizar una serie de patrones de riesgo que pueden darse entre un gurú y sus seguidores.
Hay que poner atención en las personas a quienes les estamos dando autoridad, sobre todo en temas tan delicados como nuestras emociones, heridas o espiritualidad.
Si tu maestro o gurú presenta alguno de estos rasgos, ¡AGUAS!
Refleja de forma explícita o implícita que "Todo lo puede" o "todo lo sabe".
Es cautivador en su discurso y lenguaje corporal. Seduce a sus discípulos cuando se muestran vulnerables, con adulaciones y promesas de ayudarles a resolver sus problemas, obteniendo apertura y fácil acceso al dominio de la persona.
Los talleres, cursos o terapias requieren que las personas se vulneren de maneras exacerbadas y muestren su intimidad emocional ante el maestro, de forma unilateral.
El gurú traspasa en el espacio personal de manera recurrente, con la supuesta intención de “demostrar una técnica” a sus seguidores.
Teje una red de apoyo y utiliza la confianza para vulnerar a las personas. De esta forma accede a la intimidad física y/o emocional de sus seguidores, quienes reaccionan por ingenuidad, ignorancia o miedo.
Manipula las emociones de sus seguidores, generando sentimientos de culpa, temor o vergüenza.
¿Y qué pasa con los seguidores / discípulos?
Buscamos figuras de autoridad, cuando desconfiamos de nuestro propio criterio o fortalezas para tomar decisiones.
Un guía honesto tiene la obligación de no generar relaciones de poder ni de codependencia. Cuando nos dicen qué hacer y cómo hacer las cosas, se ejerce un control sobre la persona. Una guía sana trata de dirigir a la persona para que se conozca a sí misma, que distinga y desarrolle sus habilidades, talentos y los active con criterio y libertad, no con coerción.
“El problema espiritual del hombre moderno” de Carl Jung, nos da algunas pistas para el análisis de este tema: Él dice que el secularismo de occidente (el abandono de la religión) ha traído varias repercusiones, entre ellas el que muchas personas ahora son incapaces de enfrentar sus dilemas existenciales.
Jung también habla de cómo en la sociedad de masas, el individuo se siente anulado, lo que vuelve a las personas más inseguras y sugestionables.
Esta mezcla de incertidumbre existencial en medio de una sociedad de masas, hace propensas a las personas a moverse hacia ideologías colectivas, como las que lideran estos nuevos gurús.
Finalmente y para concluir, cuando ponemos toda nuestra confianza y aspiración esperanzas de superación en un gurú tan humano y falible como cualquiera de nosotros, corremos el peligro no solo de arriesgar nuestra integridad, sino de tomar decisiones de vida equivocadas, por eso te extendemos los siguientes cuestionamientos.
¿Quiénes son mis referentes de autoridad?
¿Esos referentes se pueden equivocar?
¿Cuando le doy autoridad a alguien, contrasto su información con una visión distinta?
¿Conozco cuál es la fuente de su “sabiduría” y me preocupo por investigarla de primera mano?
¿Tu que piensas?
Referencias:
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