La muerte de los rituales y sus efectos
Actualizado: 1 sept 2023
Los ritos nos han ayudado a lo largo de la historia de la humanidad a avanzar en la complejidad y misterio de la vida, la muerte y todo lo que pasa en medio. ¿Qué pasa en las sociedades cada vez más desarraigadas del profundo significado de los ritos?
Los ritos marcan inicios y finales que estructuran nuestro entendimiento del tiempo: desde intercambiar anillos de compromiso, hasta una ceremonia de entierro.
Al hacer tangible lo intangible, los ritos nos permiten seguir adelante con más claridad, reconociendo las distintas etapas de la vida y nuestro rol en cada una.
Los ritos “de pasaje”, que representan el paso de la niñez a la edad adulta, son particularmente poderosos pues ayudan muchísimo en nuestro sentido de pertenencia y construcción de identidad (quién soy? para qué soy? de qué soy parte?)
Su objetivo es SACAR a un adolescente de su entorno doméstico, de la protección de sus padres y enfrentarlo con una realidad: la vida es difícil.
En algunas comunidades primitivas los ponían a pelear, les sacaban dientes, les hacían cicatrices, tatuajes u otras manifestaciones físicas que evidenciaran que ya no se tenía un “cuerpo de niño”.
En algunas sociedades occidentales era a través de la vestimenta, pasando de los shorts (ropa de niño) a los pantalones (ropa de adulto).
Al marcar ese antes y después, la vida de pronto ya tenía un significado distinto, más profundo, donde el adolescente se siente “habilitado” para pasar a la edad adulta
Entonces ¿Qué pasa en las sociedades cada vez más desarraigadas del profundo significado de los ritos?
Cuando la familia o la comunidad fallan, se abre la puerta a quienes prometen esa protección y sentido de pertenencia: mafias, pandillas, narco, cultos, charlatanes, ideologías, etc…y también nos volvemos más propensos a vivir en medio de múltiples ciclos incompletos, en una eterna búsqueda, porque sin ritos, el entendimiento del tiempo y la realidad pierden su estructura.
Estamos en una etapa de la humanidad donde hay un conflicto entre los rituales que necesitamos. Para ser humanos y la mecánica, ciudad y productividad que necesitamos para pertenecer a la sociedad y no morirnos de hambre, entonces nos fanatizamos con esta parte, que es la parte de la productividad y el decir que soy un gran trabajador y trabajo 10 horas por día para pagar todas mis deudas. La sociedad encima aplaude al productivo, no al que realiza rituales.
Una sociedad enamorada de los privilegios de la adolescencia (juventud, no responsabilidad, belleza natural, erotismo, salud), abandona los rituales que recuerdan el paso del tiempo, la muerte y la evolución de los roles. Esta negación de la realidad está constantemente idealizada en el entretenimiento, publicidad, redes sociales y conversaciones cotidianas
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