En una cultura donde todo se desecha te proponemos esta alternativa
Actualizado: 18 ago 2022
En una cultura donde todo se desecha te proponemos esta alternativa
La leyenda cuenta que en el siglo XV, un militar japonés rompió su taza de té favorita, la mandó reparar con unos artesanos y ellos dieron con una increíble solución: mezclaron laca con polvo de oro para unir las piezas rotas, lo cual acabó haciendo a la taza mucho más valiosa y única que antes.
Este tipo de arte, que ahora es muy famoso, se llama Kintsugi, pero también representa una forma de ver la vida.
Algunos la llaman "el arte de aceptar el daño", entendiendo que las heridas o roturas no representan el final del objeto, sino que se integran y aceptan, lo vuelven mucho más valioso.
El consumo desmedido y la obsolescencia programada han fomentado una cultura que nos hace creer que lo nuevo siempre es mejor, y por eso preferimos desechar y reemplazar, en lugar de reparar: desde una taza rota, unos jeans funcionales pero “pasados de moda”, un hijo no deseado o una pareja. De esto habla nuestro querido Zygmunt Bauman con su “modernidad líquida”.
Bad Bunny, (quien tiene el disco más escuchado mundialmente en Spotify en 2020), resume la filosofía actual en una de sus canciones: “la vida es un ciclo y lo que no sirve, yo no lo reciclo, así que de mi vida muévete”...Y así es como tiramos de todo a la basura, eliminamos a las personas que consideramos tóxicas y nos obsesionamos por buscar constantemente la nueva “mejor versión de mi misma”.
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Por el contrario, el arte Kintsugi nos enseña a valorar en primer lugar, al objeto roto y en segundo, a ver esa ruptura asociada al pasado, con una capacidad de recuperación, como algo que forma parte de la historia del objeto y lo hace único.
En las relaciones personales: el miedo, el egoísmo, el rencor o la soberbia, nos impiden hacer kintsugui. Como sociedad: son conceptos que llevan esto mismo detrás, como la “deuda histórica” o la cultura de la cancelación, que nos vuelven victimistas e incapaces de enfrentar la realidad tal y como es, a pesar de los errores cometidos en el pasado.
Vemos cómo los japoneses, en contraste, son de los pueblos más resilientes que existen, habiendo estado al límite en muchísimas ocasiones y a pesar de todo, son capaces de sobrellevar la adversidad de una forma admirable: En 2011, el tsunami y el desastre nuclear de Fukushima no los dejó estancados ni rotos, como tampoco lo hizo el bombardeo de Hiroshima y Nagasaki, la derrota en la Segunda Guerra Mundial o el gran terremoto de Kanto de 1923.
¿Qué podemos aprender de todo esto para ver oportunidades donde otros pueden ver solamente odio y confusión?
"Los japoneses aceptamos con resiliencia lo que nos sucede y los golpes que nos da la vida, y quizá por eso olvidamos fácilmente” - Akehiro Okamoto
Esta filosofía japonesa nos puede ayudar muchísimo, desde un plano personal hasta social...¿En qué rasgos de la cultura notas una filosofía anti-kintsugui?
Con información de: www.larazon.es
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